¿Por qué es importante que los directivos y empresarios tengan un conocimiento de la ciencia de la gestión empresarial?. ¿Qué utilidad puede tener saber los modelos estratégicos desarrollados en el pasado?. ¿Para qué invertir tiempo en descubrir a los autores clave en la evolución de la estrategia empresarial?. Estas, y otras preguntas similares, son muy normales entre los directivos y empresarios. El compromiso del directivo siempre es con el futuro de la empresa y se ha intentado asociar las ideas en gestión con la novedad. Se persigue constantemente la última novedad y se (re)niega de la historia. En cambio, modelos y teorías que han aguantado bien el paso del tiempo también pueden ser herramientas de gran utilidad para el directivo de hoy. Descubrir a otros directivos o académicos que antes se han enfrentado con problemas similares puede servir para abrir nuevas perspectivas. Y conocer la evolución de la estrategia, una fuente de nuevas ideas para el directivo del siglo XXI.
El oficio de directivo tiene que ver con la experiencia, con el desarrollo de una función y el aprendizaje a través de la acción. Pero, también tiene que ver con el conocimiento de determinadas teorías y el aprendizaje de las técnicas de gestión. De ahí que se hable del arte y de la ciencia de la dirección. A lo largo de los últimos cincuenta años, hemos podido asistir a un impresionante esfuerzo colectivo para desarrollar las ciencias de la administración y gestión empresarial. Tanto desde el mundo de las organizaciones como de la academia se han ideado y diseñado modelos y herramientas para ayudar a los directivos a enfrentarse con sus retos de gestión. Desde disciplinas diversas –economistas, ingenieros, sociólogos, filósofos, psicólogos, o antropólogos- han investigado el complejo y apasionante fenómeno del desarrollo de las organizaciones. La paradoja es que todo este conocimiento, toda esta ciencia, sorprendentemente no es muy conocida, ni valorada, por los directivos y empresarios.
Quizás uno de los motivos que más han influido en este desconocimiento es la percepción errónea que las ideas en estrategia se convierten en obsoletas o caducan cuando surgen otras nuevas. De manera comercialmente interesada, se ha extendido la visión que los modelos en gestión son como las tecnologías, donde cada nueva versión anula la anterior. Cuando se adquiere una perspectiva histórica, se puede observar como las nuevas ideas en estrategia se han construido a partir de las anteriores. En ocasiones son desarrollos de modelos ya existentes y en otros casos surgen en oposición, a través del debate. Cómo en otras ciencias sociales, las ideas en la gestión empresarial evolucionan en el tiempo a través de un proceso histórico continuado. El directivo profesional tendría que conocer y saber utilizar toda esta ciencia acumulada de la gestión empresarial. Saber mirar hacia atrás, descubrir autores y modelos, puede ser una fuente de conocimiento muy útil para los directivos actuales y futuro.
Recientemente he publicado en la revista Harvard Deusto Business Review un artículo sobre «La evolución de la estrategia». Una revisión histórica que no quiere provocar la contemplación nostálgica sino convertirse en una invitación a la acción. En la biblioteca del directivo pueden y deben coexistir libros clásicos con los últimos “best-sellers”. La tarea del directivo es leer bien, seleccionar adecuadamente estas herramientas estratégicas y saberlas aplicar al contexto de su organización. Estos treinta modelos son herramientas de gestión para el directivo y el empresario.
Toda una invitación para pasar de la teoría a la acción, de los modelos a la realidad de su empresa. Pero no todos los modelos sirven para todos los contextos. La organización, y su circunstancia, es la clave. Los directivos son quienes han de seleccionar los modelos más adecuados para construir su estrategia. No se debe intentar abarcar demasiado, hay que ser selectivo: determinar dónde, cuando y cómo se pueden emplear mejor los modelos expuestos. El reto es adaptarlos a cada organización y desarrollar aplicaciones a medida de las necesidades concretas. El directivo y el empresario del siglo XXI ha de comprender la evolución de la estrategia para poder ser el arquitecto de las decisiones del futuro.