¿Pueden existir empresas cuyo fin sea incrementar el impacto social?, ¿Las empresas sociales pueden ser competitivas y sobrevivir en el mercado?, ¿El mundo de la empresa puede ser un buen camino para salir de la exclusión social?, ¿Los emprendedores sociales están capacitados para crear empresas?,…Alfred Vernis y Maria Iglesias se hicieron estas preguntas y en su libro «Empresas que inspiran futuro» trataron de buscar las respuestas estudiando en profundidad organizaciones innovadoras que, ahora y aquí, están realizado aproximaciones diferentes.
Las ocho organizaciones analizadas son: L’Olivera, Santa Teresa del Vendrell, Aprodisca, Moltacte, Formació i Treball, Futur, La Fageda y Lonxanet; siete localizadas en Catalunya y una en Galicia. Todas tienen como objetivo social crear puestos de trabajo sostenibles y de calidad para diferentes colectivos, que van desde personas con discapacidad psíquica o física, con enfermedad mental, ex presidiarios, parados de larga duración, etc. En el año 2009, las organizaciones estudiadas tuvieron unos ingresos de explotación de más de 26 millones de euros y dieron empleo a más de 680 personas, de las cuales 510 ocupan puestos de trabajo de «inclusión social». Estas empresas ( pues se trata de un estudio sobre casos reales de empresas no de proyectos filantrópicos o de organizaciones no lucrativas) permiten dar una repuesta afirmativa a las preguntas iniciales y que podamos hablar de «empresas sociales», de organizaciones que tienen una proposición de valor y que compiten en el mercado tratando de crear valor económico y valor social, al mismo tiempo. Son empresas reales ( ninguna lo ha tenido fácil para salir adelante) que trabajan con personas excluidas y que, partiendo de sus capacidades, compiten con éxito en el mercado y , lo más importante, elevan la calidad de vida de estas personas.
Un ejemplo podría ser La Fageda ,cuyos yogures compiten en el lineal de los supermercados con las multinacionales de la alimentación, una cooperativa sin ánimo de lucro que ha conseguido intergrar laboralmente, desde su creación en 1982, a más de un centenar de personas con discapacidad psíquica de la comarca de la Garrotxa (Girona). En 2009 las actividades económicas de La Fageda se podían resumir en las siguientes: explotación ganadera con 500 cabezas de bovino (25% reses adultas) para la producción de 2 millones de litros de leche anuales y el cultivo de forraje para su alimentación en la misma finca agrícola, producción de alrededor de 2,5 millones de yogures y postres lácteos al mes en la planta de elaboración ubicada en el Mas «Els Casals», servicio de jardinería destinado a la mayor parte de los ayuntameintos cercanos y un vivero de producción de planta autóctona y forestal. Y, en el año 2010, han empezado a producir helados de excelente calidad.
Como señala en el prólogo, el Catedrático Manuel Castells, este libro es «un estudio ejemplar, tanto en su contenido y metodología como en los objetivos sociales e intelectuales que persigue». El libro de Alfred Vernis y Maria Iglesias además de mostrarnos la realidad actual de las empresas sociales tiene una tesis (hay un espacio en el mercado para las empresas sociales y los negocios inclusivos) y una invitación a la reflexión sobre su desarrollo (a través del triángulo inclusivo) y crecimiento (replicar o escalar) de gran interés para poder seguir inspirando futuros.